Las secuelas del dengue son un tema de creciente preocupación en las comunidades afectadas, especialmente en regiones tropicales y subtropicales. Esta enfermedad, causada por el virus del dengue y transmitida por el mosquito Aedes aegypti, puede dejar efectos duraderos en las personas que la sufren. Después de la fase aguda de la enfermedad, que generalmente dura entre 7 y 10 días, muchas personas experimentan una serie de síntomas persistentes que pueden afectar su calidad de vida. Entre las secuelas más comunes se encuentran el agotamiento extremo, dolor en articulaciones y músculos, cefaleas recurrentes, problemas digestivos y, en casos raros, mielitis, una inflamación de la médula espinal. Es fundamental que los pacientes conozcan estas posibles complicaciones para poder gestionarlas adecuadamente y buscar ayuda médica cuando sea necesario.
El agotamiento físico es quizás la secuela más común que enfrentan los sobrevivientes del dengue. Muchas personas reportan que sus capacidades se ven limitadas durante semanas después de la recuperación inicial de la fiebre, lo que les hace sentir como si estuvieran lidiando con una fatiga crónica. Este cansancio extremo puede durar desde dos semanas hasta varios meses, y se manifiesta en debilidad muscular, dificultades para concentrarse y un cansancio constante incluso después de descansar. Para contrarrestar esta situación, se recomienda llevar un estilo de vida que incluya un descanso adecuado, una adecuada hidratación y una dieta rica en nutrientes. Asimismo, es fundamental evitar el consumo de cafeína y alcohol que pueden agravar la situación.
Otra secuela frecuente entre aquellos que padecieron dengue es el dolor en las articulaciones y los músculos, que puede persistir weeks después de que la fiebre haya desaparecido. Este tipo de dolor se conoce como “fiebre del dengue” y se relaciona con la inflamación provocada por el virus. Las articulaciones, especialmente las muñecas, rodillas y codos, pueden doler e inflamarse temporalmente, lo que dificulta la realización de actividades cotidianas. Para lidiar con esta molestia, se aconseja evitar el esfuerzo físico y optar por reposo, además de la aplicación de compresas tibias en los lugares afectados. Una dieta rica en antioxidantes también puede ser beneficiosa para mitigar la inflamación.
El dolor de cabeza es otra secuela que puede presentarse tras la recuperación del dengue. Muchos pacientes experimentan cefaleas que varían de leves a moderadas y que pueden aparecer sobre todo después de días de larga exposición a pantallas o en momentos de estrés. Este síntoma puede estar relacionado con cambios en la circulación sanguínea o tensión muscular. Para aliviarlas, se recomienda crear un ambiente relajado, limitar el tiempo frente a dispositivos electrónicos y mantener una adecuada hidratación. En caso de que estas cefaleas persistan o se vuelvan más intensas, es vital consultar a un profesional médico para evaluar el estado general de salud.
Finalmente, es importante mencionar otras secuelas menos comunes, como la caída del cabello y los desórdenes digestivos. La pérdida temporal de cabello puede surgir tras periodos de alto estrés durante la enfermedad y puede prolongarse de 3 a 6 semanas. Mientras tanto, los problemas digestivos como náuseas y pérdida de apetito pueden ser una consecuencia de los efectos tanto del virus como de los medicamentos administrados. En cada uno de estos casos, la atención médica oportuna y el autocuidado son fundamentales para facilitar una recuperación completa y minimizar las secuelas del dengue.