Kim Jong-un ha supervisado recientemente un simulacro de contraataque nuclear en Corea del Norte, destacando la continua modernización de las capacidades militares del país. Según informó la agencia estatal KCNA, el ejercicio incluyó pruebas de un misil táctico y de artillería de largo alcance, lanzados en la costa oriental del país. Durante el evento, Kim dirigió operaciones que involucraron lanzacohetes múltiples KN-25 y misiles tácticos Hwasongpho-11Ka, destinados a familiarizar a las unidades con los procedimientos operativos de sus sistemas de armas nucleares, en un tiempo de crecientes tensiones en la región por maniobras militares conjuntas de Estados Unidos y sus aliados.
El líder norcoreano enfatizó la importancia de la modernización continua de la artillería y los sistemas de armas nucleares tácticas, considerándolos esenciales para reforzar la disuasión y ampliar la capacidad operativa del Ejército Popular. Las pruebas incluían la verificación del sistema conocido como ‘gatillo nuclear’, así como intensos entrenamientos para asegurar la rápida transformación al modo de contraataque nuclear. Este enfoque refuerza la postura beligerante de Pyongyang en un contexto global complejo, donde la competencia militar en Asia se intensifica.
El simulacro fue descrito como una respuesta directa a los ejercicios de defensa realizados por Washington y Seúl, como el Iron Mace 25-1, que tenían como objetivo coordinar respuestas ante posibles amenazas nucleares. KCNA declaró que este ejercicio evidencia la capacidad de respuesta rápida de las fuerzas armadas de Corea del Norte a cualquier cambio en la situación militar. Sin embargo, analistas observan que podría ser más que un simple acto de defensa, constituyendo parte de los esfuerzos del régimen para perfeccionar sus capacidades balísticas.
El lanzamiento de misiles balísticos de corto alcance desde la ciudad costera de Wonsan, que alcanzaron distancias de hasta 800 kilómetros antes de caer en el mar del Este, fue notado por el Ejército surcoreano. Estos ensayos balísticos han suscitado preocupaciones en la comunidad internacional, que ve en ellos una amenaza a la paz regional y un desafío a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. La escalada de estos lanzamientos convenció a muchos analistas de que el régimen de Kim Jong-un busca reafirmar su estatus militar en medio de un panorama geopolítico en evolución.
La reciente actividad armamentística de Corea del Norte surge en medio de la nueva administración de Donald Trump, quien asumió la presidencia nuevamente en enero pasado. Aunque Pyongyang había moderado sus pruebas armamentísticas significativas desde su regreso, la reciente prueba nuclear sugiere un cambio de estrategia, posiblemente en respuesta a la creciente cooperación militar entre Rusia y Corea del Norte en el contexto de la guerra en Ucrania. Esta situación tensa y su dinámica, crean inquietudes globales sobre la estabilidad en la península coreana y el efecto dominó que podría tener sobre el equilibrio de poder en Asia.
