A pocos días de la Semana Santa, el debate sobre la posibilidad de que el Viernes Santo se declare como feriado irrenunciable ha cobrado relevancia, con diversas iniciativas presentadas en el Congreso. Actualmente, la legislación en vigor no contempla a esta festividad religiosa como irrenunciable, por lo que el comercio suele operar con normalidad, aunque históricamente se ha mantenido la práctica de cerrar. Esta situación ha generado una controversia, especialmente ante la presión del sector retail que busca abrir sus puertas durante esta fecha, lo que ha llevado a los legisladores a manifestar sus opiniones a favor y en contra de esta medida.
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, ha sido un firme opositor a la iniciativa, advirtiendo sobre las posibles implicaciones económicas que podría tener convertir un feriado normal en uno irrenunciable. Durante su intervención, Marcel subrayó la necesidad de que el país continúe trabajando y produciendo, sugiriendo que la aprobación de este tipo de medidas podría sentar un precedente peligroso. «No debemos generar precedentes fácilmente expandibles a otros feriados», afirmó, señalando que Chile ya cuenta con un número elevado de días festivos que podrían mermar la productividad.
Desde el Congreso, diferentes sectores se han manifestado a favor de que el Viernes Santo sea considerado un feriado irrenunciable. Los diputados Andrés Giordano del Frente Amplio, Héctor Barría de la Democracia Cristiana y Diego Schalper de Renovación Nacional han liderado esta corriente de opinión, proponiendo soluciones que buscan una tramitación más rápida de los proyectos que se encuentran en discusión. Barría y Schalper han criticado la postura del ministro Marcel, quien se ha mostrado más preocupado por el aspecto económico que por la relevancia cultural y religiosa de la festividad.
La polémica se ha intensificado con declaraciones de representantes del sector empresarial. José Pakomio, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, expresó su apoyo al pronunciamiento de la Dirección del Trabajo, que aclara que, aunque el comercio puede operar, los trabajadores con derecho a descanso no están obligados a laborar en ese día. Pakomio llamó a cerrar el debate y considerar la necesidad de revisar el número de feriados en Chile, especialmente teniendo en cuenta que este año se añadirán días adicionales por elecciones.
El asunto del Viernes Santo como un feriado irrenunciable no solo se presenta como un tema de discusión político-económico, sino que también resuena en la esfera social y cultural. La gestión de la festividad y la respuesta del gobierno frente a la presión del comercio y los trabajadores pone de relieve la complejidad de equilibrar las necesidades económicas con el respeto a las tradiciones y valores de la sociedad chilena. Con las elecciones a la vista y el clima político cada vez más crispado, el desenlace de esta discusión promete ser un punto focal en la agenda pública del país.






