La proyección del remake de «Blancanieves» en Líbano ha quedado cancelada debido a la presencia de Gal Gadot, la actriz israelí que encarna a la malvada Reina Grimhilde. La decisión fue anunciada por el Ministerio del Interior libanés, dirigido por Ahmad Al-Hajjar, quien respondió a un pedido del organismo de control de cine del país. Esta medida se entiende en el contexto de las tensiones políticas y sociales que han marcado la época reciente, particularmente por los ataques de Israel contra Hezbolá que han dejado un saldo de víctimas civiles en Líbano. El impacto de Gadot en la cultura popular, combinada con su nacionalidad israelí, ha sido una bomba de tiempo en un entorno social ya polarizado.
Desde su fase de preproducción, «Blancanieves» ha estado rodeada de controversia y discusión, atrayendo tanto elogios como críticas de distintas facciones en la sociedad. El remake, dirigido por Marc Webb, se ha convertido en un punto de conflicto no solo entre fans del cine de Disney, sino también entre defensores y opositores de la política israelí. El debate se ha intensificado hasta tal punto que ha culminado en la decisión de las autoridades libanesas de prohibir su estreno, reflejando las crecientes divisiones dentro de una comunidad que ya está lidiando con grandes tensiones geopolíticas.
La situación de Gal Gadot en el Líbano es paradigmática de un fenómeno más amplio, donde la cultura del boicot contra Israel se manifiesta en diversas formas. Un representante de Italia Films, responsable de la distribución de Disney en la región, ha subrayado que Gadot se encuentra en una «lista de boicot a Israel», la cual ha frustrado los intentos de estrenar sus películas en las salas libanesas. Esto no es un caso aislado; en meses recientes, varias producciones han sido igualmente relegadas, como «Capitán América: Brave New World», debido a la inclusión de actores israelíes.
La polémica en torno a «Blancanieves» no solo impacta a la industria del cine, sino también a la forma en que el arte y la política se entrelazan en el mundo contemporáneo. En tiempos de polarización extrema, películas como esta pueden volverse símbolos de discordia, donde los personajes y sus historias son vistos a través de la lente del conflicto. La medida del Líbano de prohibir el estreno sugiere un mayor tendencia a utilizar el cinematográfico como una herramienta en la lucha por la justicia social y la identidad nacional.
Finalmente, los ojos ahora están puestos en cómo Europa y el resto del mundo reaccionarán ante situaciones similares en el futuro, incluyendo la participación de Israel en eventos internacionales como Eurovisión. La polarización actual, exacerbada por las imágenes de guerra y sufrimiento, hace que los países tomen posturas más firmes en temas de cultura y entretenimiento, reflejando no solo sus posiciones políticas, sino también el clamor de sus propias poblaciones. «Blancanieves» se ha convertido, de esta manera, en un caso de estudio sobre cómo el cine, la cultura popular y las relaciones internacionales están más interconectadas que nunca.






