Por segunda ocasión, Chile se distingue como el anfitrión de un evento industrial de gran envergadura a nivel continental, un encuentro que refleja el compromiso del país con la innovación y la tecnología. Reuniendo a empresas tecnológicas, institutos técnicos profesionales y representantes del sector público, este evento se centrará en la automatización y la transformación digital con un enfoque centrado en el ser humano. En el año 2025, Chile se consolidará como un referente en el mapa global de la innovación industrial, estableciendo alianzas estratégicas que potenciarán un ecosistema donde la tecnología y la sostenibilidad van de la mano.
La industria 4.0, caracterizada por la digitalización, el Internet de las Cosas (IoT), y la robótica, ha comenzado a redefinir cómo operan las fábricas y cómo se gestiona la producción. Sin embargo, el futuro se vislumbra en la Industria 5.0, un modelo que prioriza la colaboración entre tecnología y seres humanos, permitiendo una mayor integración de la creatividad en entornos automatizados. Chile ha estado a la vanguardia de esta transformación, organizando eventos que han reunido a expertos en automatización y eficiencia energética, evidenciando así su compromiso con un ecosistema industrial más moderno, interconectado y en constante evolución.
El temor al reemplazo laboral por parte de la automatización ha sido un tema recurrente en este debate, pero los nuevas investigaciones están reformulando esta percepción. Según el Barómetro Laboral y Previsional 2025, más del 50% de los trabajadores chilenos realiza tareas repetitivas que son susceptibles de ser automatizadas. Sin embargo, este proceso de modernización no busca eliminar puestos de trabajo, sino empoderar a los trabajadores al permitirles concentrarse en tareas de mayor valor. La experiencia de SMC en la minería chilena es un claro ejemplo de esta integración, donde los sistemas robotizados asumen labores peligrosas, mientras los humanos se encargan de la supervisión y el mantenimiento, mejorando la seguridad y eficiencia operativa.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha reconocido que Chile debe acelerar su proceso de digitalización e innovación para mejorar su productividad, la cual ha estado estancada en la última década. Un reciente estudio de Defontana indicó que más del 50% de las empresas que adoptaron herramientas digitales vieron un incremento en su productividad del 27% promedio, lo que demuestra que la tecnología se ha tornado en un pilar crucial para la competitividad en la nueva economía industrial. Joaquín Lafargue, ingeniero de SMC, destaca que la implementación de soluciones digitales ya no es opcional, sino imperativa para el crecimiento futuro.
El avance hacia una industria más automatizada y sostenible en Chile pone el capital humano en el centro del proceso. “El objetivo no es desplazar a las personas, sino crear industrias que integren habilidades humanas, inteligencia y un fuerte enfoque en la sostenibilidad”, señala Lafargue. A pesar de los desafíos persistentes en términos de formación técnica y la necesidad de una mayor inversión en innovación, la colaboración entre distintos sectores está siendo fomentada. Empresas como SMC son fundamentales en la transferencia de tecnología y capacitación, mientras que el gobierno y el sector académico trabajan en fortalecer programas de educación técnica y digitalización, sentando las bases para un futuro industrial robusto y humano en Chile.






