La tatuadora que denunció a Jorge Valdivia por violación ha reaparecido en las redes sociales con una reflexión profunda sobre su vida personal y profesional. A través de una historia de Instagram, la joven, quien se encuentra en la dulce espera de su primera hija, compartió su experiencia en los últimos meses, un periodo en el que ha tenido que enfrentar múltiples desafíos emocionales y psicológicos que han marcado su vida desde la denuncia. En su mensaje, expresó lo complicado que ha sido retomar el mundo del tatuaje, un espacio que solía ser fundamental en su vida, pero que ahora le genera una mezcla de sentimientos encontrados debido a las circunstancias que han rodeado su denuncia.
La publicación hizo énfasis en cómo ha direccionado su energía hacia su embarazo y su familia, agradeciendo el apoyo económico que ha recibido, lo que le ha permitido vivir esta etapa de una manera más tranquila y significativa. «Es un momento único que quiero disfrutar como merezco», afirmó, destacando la importancia de centrarse en la llegada de su hija, quien representa una nueva esperanza y motivación. «El amor que traerá al mundo será suficiente para retomar la parte de mi vida que me movilizaba», reflexionó, dejando claro que, aunque su proceso de sanación es único, aún tiene planes y aspiraciones para el futuro.
La situación de Jorge Valdivia, quien enfrenta varias denuncias por violación, también fue recordada en este contexto. Actualmente, el exfutbolista se encuentra bajo arresto domiciliario nocturno, con arraigo nacional y prohibido de acercarse a las víctimas. Las denuncias, que surgieron en octubre del año pasado, han creado un gran revuelo mediático y social, generando un debate sobre la violencia de género y la importancia de dar voz a las víctimas. La primera acusación, realizada por la tatuadora,触 el inicio de un caso que ha generado simpatía y apoyo hacia las afectadas, así como el cuestionamiento de la figura pública de Valdivia.
La tatuadora, en su mensaje, también se comprometió a retomar su trabajo en el mundo del arte del tatuaje, afirmando que aún tiene pendiente una agenda llena de sesiones, muchas de las cuales estaban programadas antes de su pausa. Se mostró esperanzada de que, después del nacimiento de su hija, podría volver, pero aclaró que esto deberá ser en sus propios términos, tomando en cuenta su bienestar emocional y mental. «Lamento aún no poder hacerme cargo y agradezco a todos por la paciencia mientras continúo navegando este proceso», concluyó, reafirmando su fuerza y determinación para retomar su vida profesional.
Finalmente, el testimonio de la tatuadora resuena con muchas personas que han tenido experiencias similares y pone de relieve la importancia de la salud mental y el autocuidado tras situaciones traumáticas. Al visibilizar su proceso personal, no solo invita a la empatía, sino que también empodera a otras mujeres que han vivido en silencio. Su mensaje está lleno de esperanza para el futuro, y aunque actualmente parece que su vida laboral está en pausa, su afirmación de que «no me rendí» hace eco de una lucha compartida por la justicia y la sanación en un mundo que aún necesita escuchar y aprender de las experiencias de quienes han sido víctimas de la violencia.






