En un contexto económico marcado por la incertidumbre y las presiones externas, la Reserva Federal de Estados Unidos ha decidido mantener las tasas de interés en el rango de 4.25% a 4.5%. Esta decisión unánime, anunciada el 7 de mayo de 2025, subraya la dedicación de la Fed a una política monetaria fundamentada en datos, alejándose de las influencias políticas, particularmente las del expresidente Donald Trump, quien había instado repetidamente a la institución a reducir las tasas de interés. Desde septiembre de 2024, la Fed ha disminuido las tasas en varias ocasiones, pero la actual pausa en las rebajas parece ser un reflejo de la cautela ante una economía global incierta, especialmente en lo que respecta a las políticas arancelarias que afectan a múltiples sectores.
La reacción del mercado de valores tras el anuncio de la Fed ha sido moderada. Wall Street se mostró poco volátil, con ligeras ganancias en el Dow Jones y el S&P 500, mientras que el Nasdaq tuvo una leve caída. Esta estabilidad en los mercados puede interpretarse como un signo de confianza en la independencia de la Fed y su enfoque basado en datos económicos, más allá de las presiones políticas. Sin embargo, el desempeño del mercado también refleja ambivalencias sobre la salud económica futura, especialmente en un entorno donde las tensiones comerciales siguen siendo predominantemente relevantes.
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, enfatizó durante la rueda de prensa posterior a la reunión que el organismo está observando de cerca los riesgos inflacionarios, en particular aquellos derivados de los aranceles impuestos a las importaciones. Destacó que, aunque las proyecciones originales incluían la posibilidad de recortes de tasa hacia finales de año, la Fed se mantiene en un modo de espera, priorizando la recopilación de más datos antes de hacer cualquier movimiento decisivo. Powell caracterizó la economía estadounidense como resiliente, añadiendo que, pese a las incertidumbres, «la situación económica no tiene nada que ver con la de 2019».
En su comunicado, la Fed reseñó una situación de empleo robusta, con una tasa de desempleo estabilizada en un nivel bajo y un crecimiento económico moderado. No obstante, subrayó que la inflación, aunque ha disminuido, todavía se sitúa ligeramente por encima de su objetivo del 2%. Esto sitúa a la Reserva Federal ante un dilema: necesita manejar la inflación sin ahogar la recuperación del empleo, complicando aún más su labor en un entorno donde los factores externos, como las políticas de Trump, continúan influyendo en la economía. Powell hizo énfasis en que las decisiones no se verán afectadas por presiones políticas, reafirmando la autonomía de la Fed.
Finalmente, la falta de claridad en las proyecciones económicas resalta la ambivalencia de las condiciones actuales. Mientras que la economía estadounidense ha mostrado signos de crecimiento, como la creación de 177,000 empleos en abril, también enfrenta una desaceleración del PIB en el primer trimestre. Las tensiones en el comercio internacional, especialmente con China, junto con los altos aranceles impuestos, son factores que continúan generando incertidumbre. La Fed, a través de su enfoque prudente y basado en datos, se posiciona no solo como un regulador de la economía interna, sino como un observador atento de las dinámicas globales que podrían impactar significativamente sus futuros movimientos de política monetaria.
